Volvemos de nuevo con una entrada recopilatoria de tuits con información farmacoterapéutica cuando ya han pasado bastantes semanas de este año 2013. En esta ocasión he recogido una selección de tuits relacionada con la información surgida recientemente a propósito de los anticonceptivos orales:
En este principio de año, la Agencia francesa del medicamento ha sido el origen de varias alertas de seguridad de medicamentos que afectan al tetrazepam, al acetato de ciproterona y a los anticonceptivos orales de tercera y cuarta generación. Ya en noviembre de 2012, la Agencia francesa emitió una nota en la que recordaba estos últimos tienen un mayor riesgo tromboembólico que los de primera y segunda generación y recomendaba emplear los que contienen levonorgestrel.
Puesto que este mayor riesgo de los anticonceptivos de tercera y cuarta generación era algo ya conocido, en Dinamarca las autoridades sanitarias difundieron a principios de 2012 unas recomendaciones de uso que
consiguieron modificar el patrón de prescripción de los anticonceptivos orales.
Los británicos, analizaban sus datos de prescripción entre los años 2004 y 2010 concluyendo que en su país en muchas ocasiones no se siguen las recomendaciones sobre el empleo de los anticonceptivos a base de estrógenos y progestágenos y que estos se prescriben a una proporción importante de mujeres con riesgo tromboembólico elevado.
Mientras, en España, el Ministerio de Sanidad decidía incluir en la financiación del Sistema Nacional de Salud a los anticonceptivos a base de drospirenona, cuestión de la que nos hicimos eco en El Comprimido_blog.
Pero, a finales de 2012 salta en Francia la noticia de varios fallecimientos de causa tromboembólica relacionados con el empleo de estos medicamentos y comienza la polémica.
La Agencia francesa comunica la alerta a la EMA y las agencias de los estados miembros de la Unión Europea emiten las correspondientes notas en las que se informa de que se va a proceder a revisar la seguridad de estos medicamentos.
De modo que ahora lo que nos queda es esperar a las conclusiones del comité de la EMA que va a revisar el balance beneficio-riesgo de los anticonceptivos de tercera y cuarta generación. No obstante, podemos practicar la prescripción prudente seleccionando preferentemente los de generaciones más antiguas y evitando el empleo de estos medicamentos en mujeres de alto riesgo tromboembólico, en las que se deberían valorar otros métodos anticonceptivos alternativos.
Hasta la próxima entrada. Un saludo,
Cecilia Calvo