Uno de los retos para los residentes es enfrentarse a lo que les cuentan los pacientes desde la perspectiva del médico de familia. La formación pregrado nos acostumbra a clasificar a los pacientes por patologías, y la formación especializada incide aún más en ello. Así, un cardiólogo atiende insuficiencias cardíacas o cardiopatías isquémicas, un neumólogo atiende asmas, un traumatólogo coxartrosis. El médico de familia, por contra, atiende pacientes sin catalogar. Nuestras categorías son mucho más amplias, y atendemos dolores, fiebres, mareos, toses.
Una de esas categorías con las que tiene que pelear el residente de medicina de familia es el picor. Marina Ortuño, R3, nos trae esta sesión.