… nueve sociedades médicas norteamericanas han desarrollado cada una de ellas una lista de cinco pruebas, tratamientos o servicios usados frecuentemente en sus especialidades que médicos y pacientes deberían discutir antes de poner en marcha, puesto que, al contrario de lo que sucede habitualmente, deberían ser usadas en muchas menos ocasiones. Se pueden encontrar en Choosingwisely.
La American Academy of Family Physicians ha hecho la suya, disponible aquí. Leída rápidamente, se podría traducir y colgar de nuestras páginas sin que variara la pertinencia de lo que pide:
– No pedir pruebas de imagen ante una lumbalgia en las primeras seis semanas, salvo que haya señales de alarma (déficit neurológico o sospecha de patología subyacente como osteomielitis)
– No prescribir antibióticos en sinusitis leve y moderada salvo que los síntomas duren más de siete días o empeoren tras una mejoría inicial.
– No solicitar densitometrías para el cribaje de osteoporosis en mujeres de menos de 65 años ni en hombres menores de 70 años.
– No pedir ECG anuales ni otras medidas de cribaje cardiaco en pacientes asintomáticos de bajo riesgo.
– No pedir citologías vaginales a mujeres menores de 21 años ni a las que han sufrido una histerectomía por motivos no relacionados con neoplasias.
¿A que os suena? Esas radiografías en urgencias, esos tratamientos antibióticos, esas densitometrías indiscriminadas, esos cribados machacones, esas citologías a niñas. ¿Dónde he visto yo eso?
Tratar bien a nuestros pacientes incluye hablar con ellos de los perjuicios potenciales de las actividades sanitarias, y saber cuando decir que no.
(vía DISMONG)
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